LOS MANUSCRITOS DE GUITARRA DEL FONDO «MANUELA VÁZQUEZ-BARROS» DE LA BIBLIOTECA LÁZARO GALDIANO.


Por Juan Antonio Yeves Andrés

En el día de ayer, 7 de marzo de 2018, se presentó el proyecto Estudio y difusión de los manuscritos de guitarra del Fondo «Manuela Vázquez-Barros» de la Biblioteca Lázaro Galdiano y, además, Jesús Saiz Huedo interpretó, entre otras composiciones, Serenata española, atribuida a partir de estos manuscritos a Francisco Tárrega.

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Papeles de música, ff. 47r.-51v. de la Biblioteca Lázaro Galdiano (RB 15073).

Para poder comprender por qué se encuentran estos manuscritos en la Biblioteca Lázaro Galdiano tenemos que recordar una fecha, el 19 de marzo de 1903, día en el que José Lázaro contrajo matrimonio con Paula Florido, distinguida dama argentina que había nacido en Veinticinco de Mayo, una ciudad cercana a Buenos Aires. A partir de 1903 residieron en Madrid con dos hijos de matrimonios anteriores de Paula —Manuela Vázquez-Barros Florido y Rodolfo Gache Florido—, primero en el número 7 de la calle de Fomento, domicilio al que se había trasladado Lázaro en 1902, y después en su señorial palacio de la calle de Serrano. Un hijo del primer matrimonio de Paula Florido, Juan Francisco Ibarra Florido, que vivía fuera de España, habitualmente en Niza, también acudía con frecuencia a visitar a su madre y hermanos.

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Rodolfo Gache Florido, Paula Florido y Toledo, Jose Lázaro Galdiano, Manuela Vázquez-Barros Florido. Hacia 1903. Fotografía (RAF 669).
Juan Francisco Ibarra Florido. Hacia 1903. Fotografía (RAF 142).

Rodolfo y Manuela fallecieron en 1916 y 1919 y, por eso, entre los libros y documentos que procedían del Legado de José Lázaro Galdiano, cuando en su testamento instituyó como heredero al Estado Español en 1947, se encontraban el Álbum de tarjetas postales y unos Papeles de música que pertenecieron a Manuela Vázquez-Barros Florido, hija de Paula Florido y de Manuel Vázquez-Barros de Castro, su segundo marido. También se conservan algunas cartas familiares y fotografías.

MANUELA VÁZQUEZ BARROS

Manuela nació el 25 de enero de 1885 en Sevilla, veinte días después de fallecer su padre, Manuel Vázquez-Barros. Después de estos acontecimientos, uno muy triste y otro especialmente gozoso, Paula Florido regresó a Buenos Aires donde fijó su residencia en el número 228 de la calle Esmeralda, con sus hijos Juan Francisco y Manuela.

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Juan Francisco Ibarra Florido y Manuela Vázquez-Barros Florido. Hacia 1887. Fotografía (RAF 664).

Más tarde, se casó por tercera vez, en 1887, con Pedro Marcos Gache Astoul y se trasladaron al número 944 de la calle de Lavalle, también en Buenos Aires, donde residieron hasta que enviudó de nuevo en 1896. De este tercer matrimonio nació su hijo menor, Rodolfo Gache Florido, el 8 de marzo de 1894.

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Juan Francisco Ibarra Otaola, Manuel Vázquez-Barros de Castro y Pedro Marcos Gache Astoul. Fotografías. (RAF 37, RAF 313 y RAF 73).

Paula regresó a Europa, en 1900, alojándose en hoteles de distintas ciudades de Francia, Inglaterra, Italia y España con sus dos hijos menores hasta que contrajo matrimonio con José Lázaro, momento en el que fijó su hogar en Madrid y contribuyó a la labor intelectual emprendida por el fundador de La España Moderna.

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Paula Florido con sus hijos Manuela Vázquez Barros y Rodolfo Gache en Venecia. Hacia 1900. Fotografía. (RAF 1097).

Manuela estaba siempre presente en las fiestas que se celebraban en la casa de José Lázaro, tanto en la calle de Fomento como en «Parque Florido», desde que se inauguró con baile a los acordes de la orquesta del maestro Barbero, el 27 de mayo de 1909, hasta que falleció Rodolfo Gache en 1916.

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Rodolfo Gache en «Parque Florido». Hacia 1915. Fotografía (RAF 631).

Desde aquella fecha hubo un riguroso luto en la familia, si bien el anuncio del matrimonio de Manuela, el 5 de noviembre de 1916, y la boda, con José Luis Albarrán, que tuvo lugar en la intimidad el 17 de febrero de 1917, serían sucesos gratos para la familia.

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Manuela Vázquez Barros y José Luis Albarrán. Hacia 1916. Fotografía. (RAF 595).

Poco tiempo después, el 17 de agosto de 1919, falleció al dar a luz a una hija que también había muerto. De este luctuoso acontecimiento también se hizo eco la prensa, como había ocurrido con sus festivas actuaciones musicales. Así, en La Época, encontramos:

¡Pobre Manolita! La sociedad madrileña sentirá profundo dolor por la sensible pérdida, recordando a aquella niña bondadosa y encantadora, de amable trato, que recién llegada de América brilló en las fiestas de la sociedad, y ayudó a su madre a hacer los honores en la artística residencia del Parque Florido. Por su talento, su virtud y su posición, vióse pronto rodeada de amigos y admiradores… No bastan, no, en la vida la fortuna, las nobles cualidades, el respeto de las gentes y el encanto del amor para labrar y asegurar la felicidad. El destino lo destruye todo, cruelmente, en un momento. Así ha ocurrido en esta familia, tan justamente querida, a la que el infortunio persigue sin descanso. No hay palabras para ofrecer consuelo en desgracia tan dolorosa, que destruye la realidad de una vida lozana, que iba a verse ennoblecida por la dicha de la maternidad. La resignación cristiana y el ver cómo toda la sociedad se une a su duelo, podrán mitigar acaso la intensa amargura de los desdichados padres y del dolorido esposo.

En La Correspondencia de España, el día 18 de agosto de 1919, se anunciaba el entierro y, además, manifestaban su condolencia: «Reciba su distinguida familia y en especial su padre político, D. José Lázaro Galdiano, al que tanto debe nuestra cultura, la sincera expresión de nuestro pésame».

LOS PAPELES DE MÚSICA DEL FONDO «MANUELA VÁZQUEZ-BARROS»

Se dio noticia de estos Papeles por primera vez en el catálogo de los Manuscritos españoles de la Biblioteca Lázaro Galdiano, publicado en 1998, cuando, procedentes del Archivo, se ordenaron (RB 15072 y RB 15073) y catalogaron. Desde entonces, aunque haya podido llamar la atención puntualmente un autógrafo de Tárrega, no se había planteado como ahora un estudio del conjunto de las obras conservadas, que debe ser una parte de las que pudo utilizar para estudio o para interpretaciones puntuales Manuela Vázquez-Barros, especialmente con ocasión de fiestas a las que convocaban José Lázaro y Paula Florido, tanto en su domicilio de la calle de Fomento como en el de la calle de Serrano, actual Museo Lázaro Galdiano.
Sabemos que, el 20 de noviembre de 1903 —por la noticia que Kasabal publicaba en el periódico El Heraldo de Madrid, el siguiente día 22—, Manuela recitó una poesía de Víctor Hugo y que «tocó admirablemente a la guitarra una original y animadísima retreta» y fue aplaudida por las marquesas de la Laguna, Casa-Torres, Aguiar y San Millán, mientras exclamaban: «¡Es una artista! ¡Es un prodigio!». De aquella actuación en la casa de la calle de Fomento también dejó constancia El Liberal, el 21 de noviembre de 1903, en una crónica sin firma: «Con gran maestría tocó a la guitarra, cosechando grandes aplausos». Estas noticias se corresponden en el tiempo con los Papeles que ahora vamos a estudiar pues los datados llevan fechas de 1901 a 1903.
Sus actuaciones coincidían con banquetes con los que lo señores de Lázaro Galdiano obsequiaban a un circulo reducido de amigos, así ocurrió el 3 de febrero de 1905, cuando estaban invitados «la señora Pardo Bazan y su hija Blanca Quiroga, condesa de Pinohermoso y sus hijos, el de Velle y D. José Pérez Seoane, el conde y la condesa de Múnter, el marqués y la marquesa de Casa Torres, la condesa de Castañeda, el duque de Valencia, los marqueses de Figueroa y Guadalerzas, y señores Echegaray, Canalejas y Ricardo de la Vega». Como queda reflejado en El Liberal, del 4 de febrero, Manolita, que vestía de blanco, «tocó la guitarra con gran perfección y declamó en italiano y francés».
Otra reseña posterior de una fiesta, celebrada en marzo de 1908, en el palacio de la calle de Serrano, cuando las obras estaban «muy adelantadas», el periodista de La Época deja constancia de la participación de Manolita en su crónica de 17 de marzo, «la encantadora hija de los dueños de la casa, recita en francés y en italiano, y toca la guitarra de una manera primorosa» y, además, añade: «llaman la atención los papeles de música con que estudia la bella aficionada».

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Manuela Vázquez-Barros. Hacia 1917. Fotografía. (RAF 192).

Se pueden añadir a la relación otras actuaciones pero las noticias referentes a Manuela y a este fondo, por el momento son escuetas y están dispersas. También tenemos que acudir a la correspondencia y al Álbum de tarjetas postales mencionado porque en él encontramos algunas que documentan la presencia de Manuela en los lugares en los que firma sus partituras musicales.

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Basilica di S. Pietro. Fototipia. Tarjeta postal circulada. Remitida por Manuela Vázquez Barros, Roma, a José Lázaro Galdiano, en Nice, el 10 de enero de 1903.
(Archivo Lázaro-Florido. L 43, C 1-3).

Sin duda, el proyecto Estudio y difusión de los manuscritos de guitarra del Fondo «Manuela Vázquez-Barros» de la Biblioteca Lázaro Galdiano, fruto del acuerdo de colaboración de la Fundación Lázaro Galdiano, F. S. P. y la Asociación Cultural More Hispano, nos permitirá apreciar el valor e interés de estos manuscritos, conocer las inquietudes musicales de Manuela Vázquez-Barros y saber algo más tanto de su entorno familiar como de las amistades que frecuentaba.

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