ENCUADERNACIONES HERÁLDICAS. III. ENCUADERNACIONES CON LAS ARMAS DE ISIDORO DE URZÁIZ Y GARRO


Por Juan Antonio Yeves Andrés

Esta publicación sobre las encuadernaciones de Isidoro de Urzáiz, la tercera de la serie dedicada a las encuadernaciones heráldicas, nos sirve para recordar a un bibliófilo poco conocido o menos renombrado que los protagonistas de las entradas precedentes ―el III marqués de Caracena y el I marqués de Morante― e identificar las armas que utilizó en los libros de su biblioteca. No tuvo título nobiliario, pero usó armas, al parecer, diseñadas exprofeso para identificar sus libros o en otras pertenencias.

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Encuadernación con las armas de Isidoro de Urzáiz en la tapa delantera y sus iniciales en la posterior: «Y. de U.». Encuadernación en chagrín rojo sobre cartón, firmada por Vicente Martín; hacia 1865. 21 x 14 x 1,8 cm. Contiene la obra: Regla de la Orden de la Caballería de Santiago. Con notas… y un apéndice de documentos… mandada publicar por el Real Consejo de las Órdenes. En Madrid: en la imprenta de Sancha, 1791. Biblioteca Lázaro Galdiano, IB 9590.

El examen de las tres cubiertas de la Biblioteca Lázaro Galdiano que proceden de la de Isidoro de Urzáiz, además, nos permitirá prestar atención a una singular y poco frecuente forma de mostrar los esmaltes ―metales y colores― en la encuadernación. Veremos cómo Isidoro de Urzáiz, no solo tuvo voluntad de formar una biblioteca y de personalizar sus libros con sus armas, sino que, al mismo tiempo, se preocupó de representar en el escudo las figuras y los esmaltes de forma correcta, por el sistema de líneas y puntos, o rayado y punteado, y lo consiguió de forma modélica gracias al buen hacer del encuadernador Vicente Martín y Peris, un profesional establecido en Madrid que obtuvo mención honorífica en La Exposición Universal de París en 1867.

Al campo del escudo y a las piezas o figuras se asignan determinados colores, que en heráldica se conocen como esmaltes. Estos se dividen en metales, oro y plata, y colores, gules o rojo, azur o azul, sinople o verde, sable o negro y púrpura. Hemos de añadir los forros –armiños y veros– que pueden servir de fondo al campo del escudo y se forman por la reunión de un metal y un color. Las leyes heráldicas obligan a situar piezas o figuras de color sobre campo de metal y, al contrario, si bien el púrpura y los forros se pueden poner sobre metal o sobre color, indistintamente.

En la encuadernación se han incorporado los esmaltes de dos formas, en unas ocasiones utilizando mosaicos de pieles y en otras pintándolos a mano directamente sobre la cubierta. Sin embargo, cuando el procedimiento utilizado para reproducir los escudos ha sido mediante la estampación, normalmente no se han representado los esmaltes y para identificarlos hemos de acudir a otras fuentes documentales o los escudos que hemos podido encontrar en otros soportes y, además, esmaltados. En un principio, sobre todo para estampas sueltas o para obras ilustradas con representaciones heráldicas, se ideó la identificación mediante las iniciales de los esmaltes o las primeras letras del alfabeto. Después se señaló la diferencia mediante el sistema de rayado o punteado, generalizado a partir de la publicación de la obra Tesserae gentilitiae del jesuita Silvestro Petrasanta, impresa en Roma en 1638.

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Armas de Felipe II (1527-1598) en Nobleza del Andaluzia, de Argote de Molina, publicado en Sevilla en 1588, donde no se distinguen los esmaltes.
Armas del Cardenal Infante don Fernando de Austria (1609-1641) en Tesserae gentilitiae de Silvestro Petrasanta, publicado Roma en 1638, donde se identifican los esmaltes por el sistema de rayas y puntos.

En distintas publicaciones se ha recomendado este sistema que se generalizó desde la publicación de la obra de Petrasanta. Recordaremos cómo se indicaba en Blasones españoles y apuntes históricos de las cuarenta y nueve capitales de provincia por Esteban Paluzie y Cantalozella, una obra editada en Barcelona en 1867: «Los colores con que van iluminados los blasones, se indican del modo siguiente. El oro con puntos. La plata en blanco. El gules, que comprende los colores encarnados, por líneas perpendiculares. El azur o azul por líneas horizontales. El sinople o color verde con líneas diagonales que vienen del ángulo siniestro del jefe del escudo al diestro bajo de la punta. El sable o negro se indica con líneas transversales y verticales. Púrpura o violado con líneas diagonales que vienen del ángulo diestro del jefe del escudo al siniestro de la punta. Los veros se usan de varias clases, habiéndolos también con líneas ondulantes». Se ha elegido esta publicación porque las encuadernaciones que nos ocupan pueden datarse en una fecha cercana a la de la edición de la obra.

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Forma de representar los esmaltes según Estaban Paluzie y Cantalozella en Blasones españoles y apuntes históricos de las cuarenta y nueve capitales de provincia, 1867.

El encuadernador Vicente Martín y Peris, siguiendo este sistema de identificación de los esmaltes, realizó, o pudo encargar, una plancha que estampó con maestría y donde se pueden identificar metales y colores, aunque no hayamos podido localizar este escudo en otros soportes y coloreado.

Escudo de Isidoro de Urzáiz y Garro

Cuadrilongo, con los extremos del lado inferior redondeados y una punta o ángulo saliente en el centro de dicho lado, cuartelado, en 1º, de planta, águila azorada de sable, bordura de gules cargada de dieciocho rosas [en este caso dieciséis] de plata (Urzáiz); en 2º, de oro, cruz potenzada lisa de gules, cantonada de cuatro lobos de sable, afrontados y pasantes [en este caso arrebatados] (Garro); en 3º, de púrpura, castillo [no podemos identificar el esmalte], mazonado, superado de una corona, bordura de sable cargada de once cruces griegas; en 4º, cuartelado, 1, de oro, castillo [no se puede identificar el esmalte] adiestrado de un león coronado, empinante al castillo, superado de una estrella de plata, y tres águilas exployadas de sable en jefe, 2, de azur, castillo [no podemos identificar el esmalte], acostado de dos leones afrontados y empinados al mismo, sumado de un águila, 3, de azur, dos barras de sable perfiladas, acompañadas de dos calderas, una en el cantón diestro del jefe y otra en el cantón siniestro de la punta, 4, cortado, 1º, de oro, un árbol terrazado, y 2º, fajado de seis piezas, de sable y oro. Al timbre yelmo de dos rejillas vistas, mirando al lado diestro del escudo con cimera de plumas. Acolada al escudo la cruz de Santiago.

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Escudo de Isidoro de Urzáiz en Formulario para armar y dar el hábito a los caballeros de la Orden de Santiago, en la conformidad que lo previene el Título IV de sus Establecimientos. [S. l., s. i.] c. 1790. Encuadernación en chagrín rojo sobre cartón, firmada por Vicente Martín; hacia 1865, 19,5 x 14,3 x 0,5 cm. Biblioteca Lázaro Galdiano, IB 11180.

En la Biblioteca Lázaro Galdiano encontramos otras dos encuadernaciones heráldicas, pertenecientes a un bibliófilo francés, en las que se representaron de la misma forma los esmaltes. En este caso el propietario de los libros era Paul Charles Theodore Eudel (1837-1911), que vivió en Nantes, donde ocupó cargos públicos y colaboró en el Bulletin bibliographique, el Courrier de Nantes y el Phare de la Loire. Después, cuando residía ya en París, otras revistas, como Le Figaro, L’Opinion, La Vie moderne, le encargaron estudios relacionados con el coleccionismo y la venta de objetos de arte, que firmó con su nombre o con un seudónimo, Paul de Crotoy. Entre sus obras se encuentra L’orfévrerie algérienne et tunisienne (1902), pero destaca, sobre todas, L’Hôtel Drouot et la curiosité, en 9 volúmenes (1882-1891).

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Escudo de Paul Charles Theodore Eudel en L’orfévrerie algérienne et tunisienne de Paul Eudel, Alger: Typographie & lithographie Adolphe Jourdan, 1902. Encuadernación marroquín graneado rojo sobre cartón, firmada por Chambolle-Duru; 1904, 27,5 x 21,5 x 6,8 cm. Biblioteca Lázaro Galdiano, IB 12437.

El escudo, en el que los esmaltes figuran mediante el sistema de rayas y puntos, es ovalado, de azur, cabrío de oro acompañado de tres medios vuelos de plata, dos en jefe y uno en punta. Al timbre corona formada por un círculo engastado de pedrería y rematado por dieciséis perlas, nueve vistas, con cimera, un sirena saliente que porta escudo en una mano y cinta en la otra con la divisa: «In procellis impavidae». Cuenta, como tenantes, con dos sirenas terrazadas y adorno debajo del escudo. La presencia de estos elementos exteriores del escudo nos permite recordar que las figuras que aparecen a los lados del escudo en actitud de sostenerlo se denominan tenantes si son figuras humanas o antropomórficas (ángeles, sirenas, centauros,..), soportes cuando son animales (reales o quiméricos) y sostenes en el caso otras figuras diferentes de los tenantes o soportes (torres, herramientas, árboles, armas,…).

Después de este paréntesis, volvamos a nuestro propósito, el examen de las encuadernaciones heráldicas de Isidoro de Urzáiz. La que sigue y la mostrada en primer lugar se hallan en dos obras relacionadas con su pertenencia a la Orden de Santiago.

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Encuadernación con las armas de Isidoro de Urzáiz en la tapa delantera y sus iniciales en la posterior: «Y. de U.». Encuadernación en chagrín rojo sobre cartón, firmada por Vicente Martín; hacia 1865. 19,5 x 14,3 x 0,5 cm. Contiene la obra: Formulario para armar y dar el hábito a los caballeros de la Orden de Santiago, en la conformidad que lo previene el Título IV de sus Establecimientos. [S. l., s. i.] c. 1790. Biblioteca Lázaro Galdiano, IB 11180.

Noticia biográfica de Isidoro de Urzáiz

Isidoro de Urzáiz y Garro nació en La Habana el 12 de marzo de 1831. Era hijo de Isidoro de Urzáiz y Castro –caballero de la Orden de Santiago desde 1831– y de Manuela Garro y Risel y nieto de Manuel Urzáiz y Fernández de Matienzo, María Concepción de Castro y Cova, Antonio Garro y Zayas y Antonia Risel y Santa Cruz.

No se conocen, por el momento, suficientes referencias biográficas como para poder detallar su trayectoria personal y profesional, pero sabemos que estuvo matriculado como alumno en la Facultad de Derecho de la Universidad Central, en el curso 1850-1851, y que ingresó en la Orden de Santiago el 11 de enero de 1859, siendo titulado de hábito desde el 24 de febrero de 1865 y cruzado caballero desde el 7 de marzo de 1865.

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Ángel Alonso Martínez,  Isidoro de Urzáiz y Garro. Fotografía (carte de visite). Hacia 1864. Colección particular.

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Firma y rúbrica de Isidoro de Urzáiz y Garro.

Queda constancia de su afición al libro por los ejemplos que ahora mostramos y por su presencia en las relaciones de miembros la Sociedad de Bibliófilos Españoles, que aparecían en las publicaciones de esta entidad, las treinta que se editaron entre 1868 y 1892. Los ejemplares que le pertenecieron como socio se ofrecían a la venta en 1920 en la librería madrileña de Pedro Vindel, en la calle de Zorrilla, número 13, como consta en el Repertorio de libros antiguos, raros o curiosos que se hallan de venta en esta casa. En la portada de este Repertorio se indicaba que incluía «bastantes obras extranjeras procedentes de la Biblioteca de D. Isidoro de Urzáiz», si bien este antecedente solo se señalaba en el caso de las publicaciones de la Sociedad de Bibliófilos Españoles ―41 obras en 48 volúmenes, al precio de 1.200 pesetas―  y en una colección de fotografías de cuadros y obras de arte: Réproductíons de quelques tableaux et objets d’Art de la Collection de Don Isidoro de Urzáiz y Garro a Madrid, en gran folio, que se vendían por 100 pesetas.

En la colección de arte de Isidoro de Urzáiz se encontraba un cuadro de Goya, Doña Isabel de Porcel. El retrato procedía de la familia Porcel y Zayas de Granada y llegó a manos de Isidoro de Urzáiz hacia 1887.  Poco después de su fallecimiento, en 1896, uno de los herederos, Andrés de Urzáiz (1866-1912) vendió la obra a la National Gallery de Londres, donde se custodia actualmente (NG 1473).

Isidoro de Urzáiz y Garro falleció el 18 de febrero de 1894, fecha en la que ya había muerto su esposa, María de los Dolores de Salazar y Justiz, y vivían sus dos hijos Andrés e Isidoro de Urzáiz y Salazar.

Digno colofón para esta breve noticia es la imagen de una obra de bibliófilo, la Tradución del dante de lengua toscana en verso castellano, editada en 1515, impreso que dio a conocer José Lázaro en La colección Lázaro de Madrid, en 1926, y que él mismo mostró en la exposición de «La estética del libro español», en París, en 1936, señalando que era la «Primera traducción española de la Divina Comedia».

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Encuadernación con las armas de Isidoro de Urzáiz en la tapa delantera y sus iniciales en la posterior: «Y. de U.». Encuadernación en chagrín rojo sobre cartón, firmada por Vicente Martín. Después de 1865. 28,6 x 21,5 x 6 cm. Contiene la obra: Traducion del dante de lengua toscana en verso castellano. Burgos: por Fadrique Alemán de Basilea…, 1515. Biblioteca Lázaro Galdiano, IB 1107.

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