Por Juan Antonio Yeves Andrés
En años anteriores la Biblioteca Lázaro Galdiano ha participado diligentemente con distintas actividades en La noche de los libros, la cita anual para celebrar El día del libro. Hasta la fecha, nuestra contribución ha sido presencial y, con esa misma intención, se había programado una jornada relacionada con el centenario de Benito Pérez Galdós (1843-1920) en la que la lectura tenía protagonismo especial. Lamentablemente, este año se ha suspendido el acto, como tantas otras reuniones, pero no podíamos dejar de celebrar la fiesta del libro y la lectura.
Vamos a evocar El día del libro con esta entrada, la primera de una nueva serie dedicada a «Libros únicos y singulares». También, como no puede ser de otra manera, recomendaremos la lectura de alguna obra de Galdós, por ejemplo, Torquemada en la hoguera, la novela que publicó José Lázaro Galdiano (1862-1947). Esta obra se puede encontrar hoy en distintas versiones digitales e impresas, como la primera, en la revista de Lázaro, La España Moderna, donde se publicó en las entregas correspondientes a febrero y marzo de 1889; también se puede leer en la segunda edición, ya publicada por cuenta del autor, donde, además, incluyó otras «composiciones», que se halla, al alcance de todos, en la Biblioteca Nacional de España:
http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000213766&page=1
Iniciamos, por tanto, en esta fecha tan señalada la serie «Libros singulares y únicos», que tendrá continuidad con ocasión de El día del libro o con otros pretextos. No miraremos de forma rápida y superficial ―no ojearemos― ni pasaremos rápidamente las hojas ―ni hojearemos― sino que examinaremos con cuidado y atención muchos libros hasta descubrir aquellos «singulares» y «únicos» por distintas condiciones. Tanto manuscritos como impresos han tendido diversa fortuna, buena o mala ventura, desde cuando un texto no era más que una idea en la mente del autor, promotor o editor, hasta que el proyecto se hizo realidad, se divulgó, pasó por las manos de los lectores o de otros propietarios que no llegaron a abrir el libro ―también encontramos ejemplares intonsos― y, finalmente, ocuparon su lugar en la Biblioteca Lázaro Galdiano. Ya anduvimos por esta senda en un proyecto expositivo anterior, La fortuna de los libros. Tenemos camino por delante, solo hemos de mantener la curiosidad y el ánimo.
Esta primera entrega lleva por subtítulo «el número uno», expresión que vamos a puntualizar. Tratándose de libros, se puede pensar que mostraremos alguno sobresaliente sobre los demás por su contenido, su belleza, su rareza… en fin, por el decoro que puede apreciar cualquier lector o bibliófilo. En esta ocasión nos acercaremos a dos libros en los que podemos reconocer alguno de estos méritos, o todos, sin embargo, han sido elegidos porque literalmente ambos son «el número uno» de una tirada limitada y así consta de forma expresa en los volúmenes.
El «número uno» de la tirada puede estar dedicado a un personaje relevante, pero en ediciones especiales y cuidadas ―por lo general de muy buen gusto― suele ser el «ejemplar destinado al autor». Conviene señalar que los dos libros elegidos son el resultado de un buen proyecto editorial, más o menos ambicioso o modesto, en el que el papel más relevante es el del editor: se trata de obras que en vez de ver la luz en una edición corriente tuvieron la fortuna de caer en manos de un profesional que consiguió un libro admirable y, entre todos los ejemplares de la tirada, el más singular y único es el que lleva el primer número.
En algunas ocasiones autor y editor pueden ser la misma persona, como ocurre en uno de los dos casos que veremos, tal vez la circunstancia más favorable para que en «el número uno» encontremos detalles referentes al proceso completo del libro. El ejemplar contiene, además del texto, versiones previas y ciertos elementos que en otros casos solo se encuentran en el archivo del autor, de esta manera al pasar las hojas de «su» ejemplar iría encontrando todos los recuerdos desde que surgieron los primeros apuntes hasta que se encuadernó.
L´Effort par Edmond Haraucourt. Paris: Les Bibliophiles Contemporains, 1894. Biblioteca Lázaro Galdiano, IB 1442.
El volumen contiene la edición original de cuatro cuentos reunidos bajo un título colectivo: L’effort.
A José Lázaro Galdiano, que no pertenecía a la sociedad editora cuando se publicó esta obra, no le podía corresponder ejemplar alguno de los 180 que, al parecer, se publicaron en esta edición. Podemos concluir que este libro que conservamos y mostramos es el «número uno» de la tirada, reservado para el autor, Edmond Haraucourt (1856-1941), y que éste se lo dedicó y entregó a Lázaro. Otra posibilidad, que no podemos documentar, es que se trate de un ejemplar impreso fuera de la tirada numerada, también destinado a Haraucourt, y que éste, al dedicar el libro, anotase el número «1» y el nombre de Lázaro.

L´Effort par Edmond Haraucourt. Dos páginas con orlas de flores realizadas por Léon Rudnicki, estampadas y coloreadas a la acuarela. Edmond Haraucourt anotó el nombre del destinatario a mano en la página de la izquierda. En la portada del libro, la página de la derecha, aparecen estampados los datos referentes a la edición.
Octave Uzanne, que fue el editor de la obra, reunió a los mejores ilustradores del momento —Léon Rudnicki (1873-1958), Carlos Schwabe (1866-1926), Alexandre Séon (1855-1917), Alexandre Lunois (1863-1916) y Eugène Courboin (1851-1915)— y, gracias a la colaboración de notables grabadores, logró publicar uno de los libros más singulares y característicos del Art Nouveau y de la ilustración simbolista. La cubierta, la portadilla, el frontispicio y la portada fueron realizados mediante fotograbados de línea coloreados a la acuarela, a partir de diseños florales de Rudnicki.
En este ejemplar encontramos algunas ilustraciones que no se hallan en otros de la tirada. En una de las obras, L´inmortalité, las ilustraciones de Carlos Schwabe, grabadas al aguafuerte por Auguste Massé, se estamparon sin texto en dos series, en sepia y en negro, la segunda coloreada a la acuarela por A. Charpentier.

Ilustraciones en L´inmortalité. Aguafuertes, a partir de diseños de Carlos Schwabe, grabados por Auguste Massé, una serie en sepia y otra coloreados a la acuarela por A. Charpentier.
El editor, director y fundador de «Les Bibliophiles Contemporains», se ocupó de otros detalles como del papel de Arches utilizado en la impresión, que procede de las papelerías Mazure y Perricot, o de la marca de agua, una filigrana que enmarca la caja de impresión y está compuesta por un friso floral, el nombre del autor y el de la colección «Académie des Beaux Livres».
En cada uno de los cuentos encontramos diferentes técnicas de estampación.

La madone. 18 cromolitografías de Alexandre Lunois, tiradas por Lafontaine.

L´antechrist. 38 fotograbados de línea, tirados en las prensas de la Ancienne Maison Quantin —algunos por Rougeron Vignerot— y coloreados a la acuarela por A. Charpentier, a partir de los diseños de Eugène Courboin.

L´inmortalité. 10 aguafuertes, a partir de diseños de Carlos Schwabe, grabados por Auguste Massé y, en este ejemplar, algunos coloreados a la acuarela por A. Charpentier, y 23 fotograbados de línea a partir de diseños de Carlos Schwabe coloreados por estarcido o al pochoir por A. Charpentier.

La fin du monde. 46 fotograbados de línea, tirados en las prensas Michelet y Bordier a partir de diseños de Alexandre Séon, y frontispicio impreso con tinta metálica.
Aire dolido de Daniel J. Devoto. [Buenos Aires]: Ediciones del Ángel Aldabahor, 1940. Biblioteca Lázaro Galdiano, RB. 30792.
Daniel J. Devoto (1916-2001) no solo escribió la obra, sino que la publicó con su sello editorial, Ediciones del Ángel Aldabahor, en una tirada de 30 ejemplares. En el ejemplar que reservó para él, queda memoria del proceso de creación y edición, pues en el volumen, junto a la composición poética editada, se encuentran las primeras notas tomadas en un sobre circulado, la versión manuscrita con correcciones, una segunda versión mecanografiada, también con correcciones y, finalmente, la versión impresa editada.

Versiones previas de Aire dolido de Daniel J. Devoto. Primeras notas manuscritas a lápiz, versión manuscrita y mecanografiada.

Texto impreso de Aire dolido de Daniel J. Devoto, con el versículo final anónimo.
En una nota encontramos el plan de la obra, es decir, el orden que debía llevar cada una de las partes en la edición, señalando el sitio para las hojas en blanco ―al principio y final―, la falsa portada o portadilla, la dedicatoria ―«Mamá, 16 de noviembre de 1939»―, el poema con el versículo final y el colofón. También realizó una prueba de la portada, que conservó, como el dibujo original que aparece en ella, de Eduardo Fernando Catalano (1917-2010). Este arquitecto argentino colaboró con frecuencia, entre 1938 y 1940, como ilustrador de las obras que publicada Devoto en Ediciones del Ángel Aldabahor o Ediciones del Ángel Gulab.
En el colofón, donde consta el nombre del impresor Francisco A. Colombo (1878-1953), Devoto anotó el número «1» e indicó que era el ejemplar del autor añadiendo su firma y rúbrica, dando así garantía de autoría y de autenticidad. Conservó este ejemplar de un libro que él siempre tuvo en su corazón hasta su fallecimiento en 2001 y que hoy se encuentra en la Biblioteca Lázaro Galdiano gracias a la generosidad de su hijo Jorge Devoto, que ha donado libros, documentos y fotografías que conforman el «Fondo Daniel Devoto y María Beatriz del Valle-Inclán».
Aire dolido es un buen ejemplo para nuestro propósito con esta entrada, pero, sobre todo, la prueba de que Daniel J. Devoto, cuando se ocupó de tareas de edición, fue también poeta.

Cubierta de Aire dolido de Daniel J. Devoto.
Prueba de la Cubierta de Aire dolido de Daniel J. Devoto.

Dibujo de Eduardo Fernando Catalano para la cubierta de Aire dolido de Daniel J. Devoto.

Colofón con la justificación de la tirada de Aire dolido de Daniel J. Devoto.