CONSEJOS PARA BIBLIÓFILOS


Por Juan Antonio Yeves

Algunas de las exposiciones que se han mostrado en los últimos años en la Biblioteca Lázaro Galdiano, especialmente Bibliofilias, han tenido como objetivo señalar los caminos que pueden descubrir quienes sienten pasión por el libro. Recordaremos que ciertos autores han tratado de orientar a bibliófilos y a lectores en la formación de las bibliotecas y en el cuidado de los libros. Francisco Mendoza se ocupa de la «Preceptiva y práctica bibliofílica» en La pasión por los libros: un acercamiento a la bibliofilia, donde se encuentran los treinta preceptos o prohibiciones de Harold Klett y «veintinueve consejos más», así como referencias a La biblia de los bibliófilos de Víctor Infantes o a Los libros de casa: formación y cuidado de la biblioteca de Fernando Huarte Morton, entre otros.
No vamos a reproducir estas detalladas recomendaciones de Francisco Mendoza ni animaremos a los aficionados a conseguir la «biblioteca ideal» sugerida, ni otra, pero recordaremos, sin retoques ni ampliaciones, los consejos que Francisco Cutanda dirigía al marqués de Morante en 1857.
Francisco Cutanda, escritor, bibliófilo y académico, escribió una carta prólogo con unos «Consejos, o sea decálogo de un colector de libros» dirigidos al marqués de Morante aún reconociendo que aconsejar era oficio de pobres y –añadía– de necios «nueve de las diez veces, y siempre que el consejo no es pedido y no hay posibilidad de que se siga». Lo hizo utilizando el seudónimo de «Alejandro Mendiburu» en el segundo tomo del Catalogus librorum doctoris D. Joach. Gomez de la Cortina, March. de Morante, qui in aedibus suis exstant, I-IX. Matriti: apud Eusebium Aguado, 1854-1870.
El marqués, que hacía grabar en sus tapas el escudo y la leyenda «J. Gómez de la Cortina et amicorum – fallitur hora legendo» aunque no prestaba libros a sus amigos y «solamente legendo esa horita en la biblioteca podían disfrutarlos», no prestó atención a todas las advertencias, como temía su «consejero», pero tal vez sirvan de orientación a quien tenga, o pretende tener, una biblioteca de lector o una biblioteca de bibliófilo:

Consejos, o sea decálogo de un colector de libros.
1.- Serás parco en adquirir; mira que una librería muy numerosa, de medio, de instrumento de saber, pasa a ser impedimento; repara que un hombre no es un museo, ni tampoco una Biblioteca, y a cada libro que compras cuasi-contraes la obligación de leerlo.
2.- No te fíes de catálogos ni de boletines, mira que todos sus encomios de libros prueban en sus autores casi infinito deseo de no tenerlos.
3.- Piensa siempre en que una es la bibliografía del librero y otra la del literato; que la una distrae de la otra, y que esta otra es mas lucida y sustanciosa que aquella una.
4.- Piensa en tus novísimos y postrimerías, es decir, en la brevedad de la más larga vida humana, y no atesores muchos más libros de los que podrás disfrutar. Considera lo que fue de la Biblioteca del Duque de la Valliere, de la de Mr. Hebert, de la de Mr. Renouard, de la de Luis Felipe, de la del Infante D. Gabriel, de la del Príncipe de la Paz, de la de Böhl de Faber.
5.- No adquieras tantos libros de una especie que te cause vergüenza el carecer de los muchos que siempre te han de faltar; esto es vivir pobre entre riquezas y mártir entre delicias; mira que ninguna colección ha llegado a ser completa.
6.- Viste magníficamente sólo aquellos libros que nunca hayas de leer ni consultar, los que destines a pasar de libros a relicarios; y decente, pero modestamente, los que hayan de continuar sirviéndote y a tus amigos.
7.- Usa de tus libros procurando extraer de ellos uno más, y ese bueno.
8.- No tengas dos libros enteramente idénticos, no te parezcas a cierta señora, que en prendándose de un vestido o de un pañuelo compraba la pieza.
9.- Nunca pagues por un libro lo que pueda bastar para adquirir mil mejores; a no ser que sepas de alguno en que se encierre toda la ciencia y toda la felicidad.
10.- No seas tu propio bibliotecario, ni hagas por tu mano el índice de tus libros.

1.-I.6609-R  8-14-14

Encuadernación con las armas del marqués de Morante.

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