El proceso de creación en la literatura y el arte: de los primeros apuntes a la obra original


La Noche de los Libros 2013

La Fundación Lázaro Galdiano se ha unido a esta cita anual de la Noche de los Libros y participa con una invitación a un recorrido por una parte selecta los fondos de la Biblioteca.
Durante la visita, dirigida a estudiosos o investigadores y también a quienes tengan curiosidad y deseo de ver manuscritos autógrafos o dibujos de escritores y pintores del siglo XIX, se mostrarán trabajos originales, apuntes, notas sueltas y primeros escritos así como el resultado posterior, es decir, la obra conclusa o definitiva.
La selección sirve para dar a conocer el proceso creativo, desde el momento en el que se realizaron los primeros borradores o apuntes hasta que se llegó al «original», es decir, hasta alcanzar el estado en el que el escritor o el artista quiso que su obra se hiciese pública y se difundiese en tipos de imprenta o en estampas a partir de los grabados.
En algunos casos el autor pudo seguir todos los pasos y vigilar el proceso pero en otros hubo intervenciones ajenas, más o menos afortunadas, sobre todo si llegamos más lejos en la andadura de estos textos o dibujos, hasta versiones posteriores en las que la obra ideada y acabada se fue deteriorando en reimpresiones más tardías a partir de los grabados, copias, o nuevas ediciones y traducciones en el caso de obras literarias.
Se podrían haber elegido otros ejemplos pero para nuestro propósito sirven las Libretas de apuntes de la Guerra de África en las que se encuentran las notas que Pedro Antonio de Alarcón tomó durante los últimos meses de 1859 y los primeros de 1860, y también algunas Poesías de Zorrilla que, en una primera versión, entregó a José Lázaro Galdiano. Para ilustrar nuestro objetivo en el terreno artístico utilizaremos el Modo de volar de Francisco de Goya –dibujo, prueba de estado y estampa– y el Álbum de dibujos de Jaime Serra, realizado durante su viaje por Aragón, Navarra y La Rioja, con imágenes que más tarde fueron reproducidas en monografías o publicaciones periódicas.

Pedro Antonio de Alarcón (Guadix, Granada, 10 de marzo de 1833-Madrid, 19 de julio de 1891)
Sus Libretas de apuntes de la Guerra de África son el resultado de su presencia en esta guerra declarada contra Marruecos en 1859, donde sentó plaza, aunque no era ésta su primera intención, en el Batallón de Cazadores de Ciudad Rodrigo. Después fue agregado al Cuartel General como ordenanza del general Ros de Olano y más tarde de O’Donnell. El 1 de marzo de 1860 se publicó el primer número El Eco de Tetuán, periódico fundado por Alarcón.

Pedro Antonio de Alarcón. Libreta de apuntes de la Guerra de África.  Biblioteca Lázaro Galdiano, registro 24066

Pedro Antonio de Alarcón. Libreta de apuntes de la Guerra de África.
Biblioteca Lázaro Galdiano, registro 24066.

En las Libretas encontramos datos, frases e incluso dibujos esquemáticos que realizó para la preparación del Diario de un testigo de la Guerra de África, una obra que le proporcionó fama y considerables ingresos. Recordaremos su propio testimonio referente a la elaboración del Diario:

…redactado en el campamento, bajo la tienda, en el teatro mismo de cada combate, y en ocasiones durante la misma lucha, o sea en presencia del enemigo, como pueden acreditarlo miles de jefes y oficiales que un día y otro me vieron escribir hojas y hojas de mi libro de memorias, ya sobre la trinchera, ya en las guerrillas, ya en los armones de nuestra artillería metida en fuego, ya sobre el arzón de la silla de mi caballo, ya en los hospitales de sangre, todo lo cual compaginaba yo a la noche, o al día siguiente, si nos tocaba descansar, y lo remitía a Madrid, en donde se daba a la estampa…

José Zorrilla (Valladolid, 21 de febrero de 1817-Madrid, 23 de enero de 1893)
Recordaremos que José Lázaro siempre se mostró deseoso de conservar originales –si tenían variantes mejor, «este es el ideal del coleccionista»– de sus colaboradores o de personajes ilustres para su colección de curiosidades, muy importante en la sección de autógrafos; así logró algunos de Menéndez Pelayo, Sellés, Araujo, etc., que se conservan en la Biblioteca. Zorrilla le dedicó el primer tomo de Obras de Lope de Vega publicadas por la Real Academia Española, un manuscrito que contiene el Homenaje a la memoria del Duque de Rivas y otro, el que se muestra ahora, que incluye un discurso y unas composiciones poéticas. La presencia de estas obras en la Biblioteca es una prueba de la relación entre autor y editor, que fue más lejos del trato profesional pues Lázaro actuó como mecenas y fue especialmente generoso con el viejo y necesitado poeta. Esto se refleja de forma excepcional en la correspondencia que mantuvieron. Un mes antes de su fallecimiento Zorrilla se dirigía a Lázaro en estos términos:

me he eliminado de la Sociedad por las enfermedades y aflicciones que acosan mi vejez… Yo ya he muerto, mi querido tocayo; mi extemporánea e inverosímil coronación fue mi muerte civil, y tengo que aguardar la próxima muerte en el silencio y la oscuridad.

Anteriormente le había entregado el cuaderno de versos mencionado, con correcciones y párrafos tachados y con una dedicatoria elocuente:

A José Lázaro ofrece este manuscrito, para que vea que le cuesta hacer sus  versos al viejo poeta a quien honra pidiéndoselos. José Zorrilla [rúbrica].

José Zorrilla. Composiciones poéticas.  Biblioteca Lázaro Galdinao, inventario 15640

José Zorrilla. Composiciones poéticas.
Biblioteca Lázaro Galdinao, inventario 15640.

Jaime Serra y Gibert (Vilassar de Dalt, Barcelona, 5 de enero de 1834-Barcelona, 28 de julio de 1877)
En la Biblioteca de la Fundación se conserva el Álbum de dibujos de Jaime Serra, un testimonio gráfico del viaje que Pedro Madrazo, su acompañante, hizo público en varias ocasiones: en El Museo Español de Antigüedades, en 1875, y en la obra titulada España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia: Navarra y Logroño, en 1886. Madrazo proporcionó detalles bastante precisos y anecdóticos del itinerario que les llevó «desde el enriscado Pirineo»  hasta el valle del Ebro.
Jaime Serra y Gibert, era pintor, dibujante y decorador. Comenzó su formación de platero en casa de Antonio Figuerola y cursó estudios de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja, donde más tarde impartiría clases. Colaboró con la Comisión Central de Monumentos y también en el Museo Universal y fue nombrado académico correspondiente de la Real Academia de San Fernando en 1869. Realizó trabajos de decoración para la Universidad de Barcelona y para el Gran Teatro del Liceo, tarea en la que estaba ocupado cuando falleció súbitamente.

Jaime Serra y Gibert. Castillo de los Reyes en Olite.  Biblioteca Lázaro Galdiano, inventario 11772

Jaime Serra y Gibert. Castillo de los Reyes en Olite.
Biblioteca Lázaro Galdiano, inventario 11772.

El  Álbum es un testimonio excepcional de una forma de viajar que fue frecuente entonces entre los interesados en conocer, difundir y preservar el patrimonio artístico: escritores y pintores viajaban juntos y sumaban sus discursos –literario y plástico– para dar la mejor cuenta posible de los lugares visitados. Sabemos que contaron con otros colaboradores o asistentes por el testimonio de Pedro de Madrazo:

Cuatro artistas amigos –dos de ellos profesores de las artes plásticas, arquitectura y pintura, y otros dos escritores– se reunían en Pamplona en un delicioso día pardo del mes de Agosto de 1865 para ir á visitar el santuario de San Miguel in excelsis. Éramos los cuatro expedicionarios, D. Maximiano Hijón ilustrado arquitecto de la provincia en aquellos días; D. Juan de Iturralde y Suit, mi providencia en Navarra desde aquella época, á quien mis lectores conocen ya por las muchas veces que en estas páginas he consignado su nombre; el malogrado don Jaime Serra y Gibert, pintor y decorador barcelonés, el más expedito y certero cazador á tenazón de trasuntos artísticos que he conocido en mi vida; y mi humilde persona.
Al llegar al pueblo de Huarte-Aráquil, antigua mansión romana de Araceli, ya teníamos los cuatro expedicionarios ensillados los caballejos serranos en que íbamos á verificar nuestra ascensión, y dispuestas las provisiones que nos habían de hacer llevadera la fatigosa jornada. Dos mortales horas de trabajosa subida, durante las cuales los dos viajeros menos familiarizados con los lances de la vida de las montañas –que éramos Serra y yo– fuimos constantemente, como decirse suele, con el Credo en la boca, temiendo á cada resbalón de la cabalgadura en las empinadas lastras del mal llamado camino, rodar al abismo, nos condujeron por fin á la apetecida planicie donde se levanta el santuario…

Francisco de Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 30 de marzo de 1746 – Burdeos, Francia, 16 de abril de 1828)
No sólo los dibujos, también las cartas de Goya que se conservan en la Fundación hubieran servido para el objetivo planteado en esta ocasión. Lázaro mostró especial predilección por el pintor aragonés y reunió en su casa además de los cuadros que mostraba con orgullo a estudiosos y coleccionistas y que hoy se pueden ver en el Museo que lleva su nombre, numerosos dibujos y estampas y algunas cartas.
Buen ejemplo es el Modo de volar o Modo de poder volar los hombres con alas. Lázaro no sólo consiguió una edición de los Disparates, sino el dibujo original y una prueba de estado.

Francisco de Goya. Modo de volar.  Bibiloteca Lázaro Galdiano, inventario 14866-22

Francisco de Goya. Modo de volar.
Bibiloteca Lázaro Galdiano, inventario 14866-22.

La escena representa a hombres con ingenios para volar que llevan sombreros con cabeza de ave. Goya pinta otras escenas con personajes que vuelan o pretenden volar, pero ésta es verdaderamente misteriosa y, además, resulta diferente cuando se contempla la estampa definitiva, pues en este caso representa un acontecimiento nocturno. Recuerda al Leonardo inventor y, en alguna ocasión, se ha interpretado como el esfuerzo y la inteligencia que hace volar a los hombres como pájaros, en otras, como la irracionalidad del hombre o la inconstancia de la fortuna, aunque tal vez sea sólo la representación de volar a través de la imaginación o volar de forma real, uno de los sueños del hombre.

La calidad del dibujo es excepcional por el trazo austero y suelto, el mismo que se aprecia en los de las cartas a su amigo Martín Zapater, y por la fuerza expresiva que logra con la aguada roja.

Entre los manuscritos relacionados con Goya, se conserva en la Biblioteca un borrador, probablemente escrito por Martín Zapater y con intervenciones puntuales de Goya, escrito en marzo de 1781 (Inventario 15648), en el que Goya ya habla del proceso de creación:

El pretender que se comuniquen los entendimientos es quimera: jamás puede concebirse por dos una misma cosa: la fuerza de la imaginación sólo la explica el pintor con la ejecución y en cediendo la mano a aquella ha logrado el efecto y consigue el fruto de su estudio mental. Esto se llama ser original en sus obras y de otra forma copiador o mercenario, etc.

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